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«Es prueba y error»

Sebastián Mellado nos cuenta sobre sus inicios en el básquetbol y su doble trabajo: árbitro y abogado.

Hace minutos llegó de su trabajo; el otro, el de abogado. Vestido formal, con maletín en mano, camina los pasos de la cochera hacia su departamento.  “¿Me acompañas que voy a comprar algo para que merendemos?”, dice el entrevistado. Su día ha sido largo y aún lo espera por delante, una ardua tarea. En pocas horas, estará viajando hacia Villa María-Córdoba, para cumplir con la otra faceta de Sebastián Mellado, y por la cual es más conocido: arbitrar Ameghino ante Centro Español de Plottier por el Torneo Federal. “Cocoro” (apodo que se ganó en la primaria por una compañera de su hermana y que luego trasladaría Camilo Varas a Obras), no sabía que el año 1999 marcaría un clic en su vida. Un llamado de Juan Quesada “gran árbitro”, para que se sumara a dirigir luego de observarlo en un partido de Infantiles, suspendido por el no funcionamiento del reloj de 24. “Me notó condiciones”, recuerda aún con risas que le dijo Quesada.

Sus inicios teniendo relación con el básquet, igual serían mucho tiempo antes, en el club Obras de Mendoza. “Acompañando con mi hermano a mi papá, que jugaba en forma aficionada en el Gimnasio Rodríguez, nos enamoramos del básquet”. “Queremos empezar”, le comunicaron a su padre. Y así fue que sus primeras bandejas, encuentros nacionales de Minibásquetbol y amigos, los vivió en el club Obras de Mendoza hasta que en su último año de Secundario se cambió a Talleres, donde dejaría definitivamente las zapatillas a un costado. “Mi primer entrenador fue Walter Burgos. Me marcó de por vida. También me acompañaron Alejandro Armendariz y el “Tola “Lucero.

Luego se metería de lleno en su nueva pasión: el arbitraje y la abogacía. “Terminé muchas veces fusilado pero el esfuerzo valía la pena. Es algo que se puede ir manejando. Sin dudas, en la carrera me demoré más de lo que uno podía demorarse. Muchas veces por viajes o por cosas no podía rendir, o tenía que cortar de estudiar una materia para irme, y los tiempos se iban acortando o le quitaba un poco de horas de estudio para poder arbitrar. Son complementarias igual”, sentenció el abogado que se dedica a lo civil y laboral en su estudio jurídico. A lo que agregó: “Es un problema que se da tanto en mi como para cualquier otro de los árbitros que ejerza una profesión o tenga alguna otra actividad. Todo sea por lo que a uno le gusta».

-¿Cómo fueron tus primeros encuentros?

-Recuerdo en inferiores una final en la Cancha de la Federación de Box: General San Martín y Atenas en Cadetes. Dirigimos con Lucas Idemi y Matías Sosa. Fue un caos, pasó de todo en ese partido. Cobramos un montón de cosas, muchas bien y otras mal y bueno era la categoría esa de San Martín que jugaba David Moreno y esa generación de jugadores que después le dio tantas satisfacciones al club y en Atenas estaban los Sierra y toda su camada. Me acuerdo que era un juego difícil, mis primeras finales a nivel formativas. Después en Primera, un partido que fue mi debut jugaba Social Las Heras y Huracán Las Hera. Dirigí con Ariel Rosas, también fue un partido complicado por el entorno, era la cancha de Social Las Heras. Ya cuando vas subiendo recuerdo uno a nivel presión, lo máximo que he sentido cuando dirigí la final del Torneo Federal en Olavarria el año que sube Estudiantes al T.N.A., la cancha colmada, 9.000 personas. Ahí realmente sentí presión, la presión propia del árbitro, era una masa de gente que en los 40 minutos que dura el partido, insultando o cuestionando. Yo digo siempre que el arbitraje es mucha prueba y error. Uno prueba una receta y si le sale bien entonces la vuelve aplicar en una problemática similar.

-¿Cómo definirías a Sebastián Mellado como árbitro? ¿Por qué llegó a dirigir Federal y varios Argentinos de Selecciones?

-Soy un árbitro que me gusta dejar jugar. No soy de demasiado silbato, prefiero que se juegue con un poquito de rose. Me gusta tener buena relación con los jugadores y los entrenadores; creo que eso es fundamental. El trato con el jugador, la forma con que uno contesta y la buena relación. Por ahí se hace difícil y uno también se enoja, se calienta, Contesta mal o tiene algún exabrupto pero siempre la idea es tratar de tener buena relación con los jugadores. Lo que nosotros siempre decimos es cambiar el chip de acuerdo a la categoría que uno dirige. No es lo mismo acá en Mendoza dirigir la Superliga que el Nivel I o el Nivel II. No se puede dirigir de la misma manera. Entonces ahí está la habilidad del árbitro de encarar un partido. Cada categoría tiene un roce distinto, por eso yo creo que el error que muchas veces cometemos los árbitros, es como dirigir en piloto automático. Debemos contribuir a que sea un espectáculo lindo de ver.

-Así te ves vos. ¿Y cómo analizas el arbitraje argentino y mendocino?

-A nivel local tenemos el problema de que somos pocos. El básquet ha crecido mucho creo que de un tiempo a esta parte. Se están jugando muchas más cantidad de partidos, se necesitan más árbitros y nosotros nos hemos quedado en esa cantidad. Hay árbitros de calidad  pero muchas veces el problema que hay es que estamos tan absorbidos por torneos a nivel nacional, que muchas veces no estamos acá en Mendoza. El desafío como Institución, ya hablo a modo de Colegio de Árbitros, es justamente ese, crecer en cantidad. Que la base de la pirámide sea más grande, para trabajarlo con esa cantidad y lograr sacar jueces de calidad. Después creo que el nivel es bueno. Siempre se trabaja, nosotros tenemos capacitaciones absolutamente todas las semanas. Actualmente trabajamos mucho con lo que es imagen, con filmaciones y todos los lunes tenemos la charla semanal y tratar de siempre seguir aprendiendo, de no quedarse e ir incorporando cosas nuevas. A nivel nacional está en un momento de transición, hay muchos jueces grandes, una camada que nos han representado a nivel FIBA. Los que venimos de abajo, hay que esperar que se retiren para poder ocupar esos lugares. De todas maneras cuando se vaya esa camada se va a sentir porque son un grupo de muy buenos árbitros. Lo que pasa que a nivel nacional se genera el problema que comenté anteriormente. El nivel del arbitraje argentino es muy bueno.

También narró sus comienzos de árbitro Federal con lo que argumentó: “Yo empecé y entré al campeonato cuando comenzó la Liga B. Rendí para Juez CABB, en Santiago del Estero, en diciembre del 2006. Aprobé por suerte y hasta el año anterior, el árbitro que rendía ese examen directamente entraba en la Liga B. La camada mía y una posterior que rindió en Bahía Blanca en el 2007, la AdC no quería que la Liga B perteneciera a ella y no pretendía que entraran nuevos árbitros, por la cuestión de los juicios laborales que hacían. Así se cortó la entrada de jueces; hubo cinco años que no tuve competencia en Primera a nivel nacional. Por suerte, en el 2011 con el comienzo del Torneo Federal se nos abrió la posibilidad a muchos árbitros”.

Dirigir siempre te da historias para contar. Y “Cocoro”, tiene varias de ellas. Aunque una es la que más lo marco, esa que siempre cuenta en los asados con otros árbitros.  “La gente es muy ocurrente. Una vez en La Rioja, yo me había dejado el bigote, y me dijeron que me parecía a Don Ramón del Chavo”.

-¿Te desvela dirigir TNA o Liga Nacional? ¿Cuáles son tus sueños?

-Las metas al principio de la carrera arbitral, no digo que estén cumplidas, porque la naturaleza humana lo lleva a uno a querer más. Pero me gustaría dirigir en otros niveles T:N.A. o Liga pero es algo muy difícil de conseguir. No pasa a depender exclusivamente de uno sino que depende de una o tres personas que son las que lo eligen  y es por una cuestión de gusto de ellos; obviamente que eligen también en cuanto a la calidad pero llega un momento que el nivel es muy parejo y lo que define la entrada o no son detalles. Por ahí es difícil eso. Hay veces que llega a ser un caso frustrante  que es una cuestión que a uno le da cierta impotencia de que se tenga que generar nuevos espacios por ejemplo, que en  Liga nacional a nivel T.N.A. se tengan que ir árbitros para que puedan entrar otros nuevos. Es como cuando jugabas al básquet, soñas con jugar en algún nivel y después te das cuenta que lo importante es  lo queda que es la amistad, compartir y muchas otras cosas.

Como finalización de la charla, nos contó cómo es él en la vida fuera de lo laboral:” Estoy en pareja con Dalit, también abogada, hace un año y con la que convivo en la actualidad. Soy un tipo normal, laburador, amigo de sus amigos y familiero”.

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