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Luppino y su viaje a EEUU

Vanessa Luppino nos contó a su vuelta de toda la experiencia en aquel territorio.«Ya pasó un mes y sigo con la misma sonrisa. Nos alargaron los días. Volví con la mochila cargada de alegrías y proyectos por hacer luego de escuchar de motivación, básquetbol, liderazgo», con esta definición Vanessa Luppino explica lo que siente al regresar de Estados Unidos donde cumplió su sueño, formando parte del programa «educación, cultura y deporte», que organizó la Embajada.

Vivió cada minuto como si fuera el último. Tomó nota de todo. Y se sorprendió con cada paso que dio. «No caigo aún», esbozó. En su memoria, recuerda cada actividad a la perfección. No lo olvidará más. Hecho único para una amante del deporte, y de la pelota «naranja», en especial. «11 entrenadoras geniales. Cada una con una historia de vida en su club o en su playón deportivo, y con todas las ganas de de trabajar para llevar el básquet femenino lo más arriba posible», diría.

Al pisar suelo mendocino, la actual asistente técnico de la selección femenina U13, dejó sus sensaciones respecto del viaje, en una charla que pasó por diversos temas.

-¿Con que primera sensación te volviste?

-Increíble no tiene precio. Fabuloso no tengo palabras, fue muy bueno, muy productivo. Hay que vivirlo para poder describir lo que es. Saqué de todo: desde lo humano hasta desde el conocimiento. Todo es increíble.

-¿Cómo fueron los días allá? ¿Charlas? ¿Observaron prácticas?

– Ambas cosas. Tuvimos charlas de lo que es la motivación hasta de cómo está conformado los Estados Unidos. Otras pura y exclusivamente de defensa, de ataque, de transición, de cómo correr la cancha. Todas charlas con diferentes expertos, gente muy capacitada. Estuvimos con el entrenador de la selección de Irlanda. Él nos dio la parte defensiva ¡Espectacular! Justo me agarró a mí para mostrar los ejercicios con lo que me tuvo dos horas agachada…terrible pero muy bueno. En las charlas la gente que iba, las coordinadoras nos hacían señas en el reloj como diciendo: ‘ya está no pregunten más’ y la verdad que fue muy bueno. Muy enriquecedoras todas las charlas. Muy lindo.-  

-¿Hubo tiempo para ver algún partido de básquet? ¿Y para comprar y pasear?

– Sí y no. Conocer, nos llevaron en bicicleta a conocer toda la ciudad de Washington. Formaba parte del intercambio, era deporte, sociedad y cultura toda una mañana. De las 8 hasta las 12 con un guía que nos iba explicando todos los lugares históricos. La verdad una experiencia muy linda. Yo después además de los días de la beca, me quedé unos días más en New York y ahí si fui a ver un partido de las WNBA. Era una cancha fabulosa. Fuimos a ver las  Knicks muy lindo, muy bueno. Una experiencia también increíble. Desde el inicio del partido que es bien yanqui. Todo show, porristas, hasta el partido en sí muy bueno. Tuvimos toda la suerte que teníamos un bandera Argentina; éramos 7 entrenadoras que nos quedamos y salió uno de los de seguridad que nos llamó y entonces le contamos que estábamos medianamente haciendo y nos dijo ‘espérenme, cuando termine el partido no se vayan’. Terminó el partido y nos quedamos ahí nosotras y nos llamó, nos hizo entrar a la cancha y pudimos charlar con algunas de las jugadoras. Muy poco porque no hablamos todas muy fluido inglés pero charlamos bastante y nos sacamos una foto con ellas. Nosotros habíamos pagado una de las entradas más económicas y para poder estar ahí y hacer lo que nosotras hicimos había que pagar como 300 dólares y nosotros por tener la bandera Argentina y saludar al de seguridad logramos entrar.

-El programa al que fuiste era de intercambio de «cultura, sociedad y deporte». ¿Se pueden incorporar acá muchas de las ideas que viste? 

Si, lo que llamó mucho la atención que vimos deporte adaptado, obviamente que vimos básquet en silla de ruedas. Tuvimos toda una sesión, un entrenamiento de cómo trabajar con los chicos, y hasta con los adultos. Nos explicaron como era su programa y estuvimos con uno de los chicos que forma parte de la selección de Estados Unidos que jugó los paralímpicos. Nos brindó toda su experiencia, tuvimos charlando un montón con él. Nos contó de porque estaba en silla de ruedas, que era un problema de nacimiento, y cómo trabajaban ellos con una entrenadora, que se especializaba en básquet adaptado. Toda la información que pudimos sacar de allá la trajimos. A mí me pareció muy bueno como integrar al niño a través del básquet que quizás un impedimento físico no sea eso de poder seguir jugando, disfrutando de lo que es el básquet. Lo principal de esto es que el eje trasversal de ellos en la educación, es la educación física. Nosotros por ejemplo acá estamos trabajando la comprensión lectora que es nuestro eje y está bueno pero ellos allá trabajan la educación física. De lunes a viernes su jornada escolar que es de 8 de la mañana a 3 de la tarde, tienen mínimo una hora o cuarenta minutos diarios de Educación Física. Partamos de ahí en adelante lo lejos que estamos de tener en la motricidad igual a la de ellos. Un nene de jardín de infante a uno de la primaria, secundaria ni hablar de la universidad está teniendo todos los días mínimo 1 hora o 40 minutos de educación física. Es terrible el avance que tienen ellos con respecto a nosotros.

-¿Hay alguna anécdota con el idioma?

-(Risas) Estuvimos con Chineze Nwagbo que es una jugadora que estuvo jugando 6 años en España y ahora está dirigiendo las formativas de las “W” (sic) de los Knicks. Entró con una pasión a la cancha que nos empezó a llamar a decir cosas en inglés y todas corríamos como diciendo ¡Guau! Y nos mirábamos pensando no entendimos nada pero la tipa nos hacía señas y nosotros corríamos, nos largaba una pelota y también. Era terrible. Nosotras en el viaje tuvimos dos intérpretes entonces la agarro a una de ellas y le digo: “no entiendo ni “j” lo que me está diciendo la ‘negra’” (sic) y yo tampoco me dice porque me está hablando mitad en inglés, mitad en español y encima un español bien español como ejemplo ‘oye tío’ y eso fue lo más gracioso porque sin entenderle nos contagió toda la pasión que ella tiene por el deporte y laburamos a mil. En mi vida había hecho tantos suicidas como ese entrenamiento. Nos mató porque como nos estaba enseñando todo lo que es la transición ofensiva, de llegar jugando y debo reconocer que yo cometí un error. Las canchas allá son increíbles y ese día no estaba con las zapatillas de básquet sino con unas comunes. Claro, entonces me frené y para no caerme seguí de largo y me dieron la pelota y pasó de largo también paro bueno… Chineze se enojó y puso cara. Entonces todas agachamos la cabezas y nos dijo: ‘chau final de cancha’ e hicimos como 30 suicidas que nos mató. Nadie más se equivocó y yo procuraba no frenar;  llegaba con una parada en un tiempo para no pasar de largo. Pero fue muy bueno.

-¿Por qué las eligieron? ¿Les dijeron algo? 

– Estaba uno de los chicos que renunció, Alejandro Cassettai,  que formaba parte de la CABB. Lo llamaron desde la embajada de los Estados Unidos para ayudar a las chicas que estaban, que una era comunicadora social y la otra de la parte de cultura de Estados Unidos. Lo llamaron a él porque ellas no entendían nada de básquet y bueno Alejandro en la entrevista telefónica que nos hicieron nos preguntaron en que sector trabajamos nosotros, cómo trabajábamos como estábamos insertos en el Minibásquet. A él le interesaba mucho lo que era el semillero, de cómo se trabajaba para formar jugadoras. No se por qué me eligieron (risas) pero la verdad que cual haya sido el motivo, estoy súper feliz.

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