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La historia detrás del nombre: Leopoldo Brozovix

El tiempo continúa corriendo de manera inevitable y, con el paso de los años, los referentes y sus historias suelen comenzar a olvidarse. Por eso, desde el Museo Virtual Manolo Garcés, comenzamos con una nueva sección, donde se buscará poner en valor a esas personas que le ponen nombre a los estadios de nuestra provincia.

Una enorme cantidad de deportistas pisan el estadio de Rivadavia semana a semana, buscando la victoria para sus equipos en uno de los recintos más difíciles y emblemáticos de la provincia. El nombre de este reducto, oficializado en mayo del 2016 por las autoridades locales, recuerda a una persona que hizo muchísimo por el deporte Naranja: Leopoldo “Zorro” Brozovix.

Leopoldo estuvo vinculado a la práctica del básquet desde temprana edad. Cuando el predio donde hoy se erige el edificio no existía, junto a sus amigos despuntaba el vicio en la canchita de la Iglesia departamental. Cuando el grupo creció, y quiso comenzar a competir oficialmente, fundó el Atlético Rivadavia.

“Cuando terminé el profesorado de educación física, la Asociación de Básquet que tenía varios equipos de la zona no existía, y nosotros, con el profesor Tondini, veíamos que los chicos que nosotros teníamos en la Escuela de Comercio no estaban tan lejos de los jugadores federados. Entonces decidimos crear un club que se llamó Atlético Rivadavia y que fue fundado en 1972. Hasta el ‘78 jugamos en la cancha que estaba detrás de la Iglesia. Luego, cuando hicieron el actual Poliderpotivo, fue mucho más fácil”, contó el propio Brozovix hace unos años a Diario Los Andes.

En 1976, dos años después de lograr el ascenso a la A de manera invicta, decidió retirarse de la actividad y cambiar de aire. Fue director técnico de fútbol del Centro Deportivo Rivadavia, pero la vida volvió a acercarlo al básquet. “Volví a dirigir el básquet de Rivadavia en el ‘86, con la Liga Nacional y logramos el campeonato local en el ‘87. Dirigí hasta el ‘91 y ahí comenzó la historia de ellos”, relató en el pasado.

Con el paso de los años, vio a sus hijos (Andrés y Hernán) crecer y defender la misma camiseta, y fue testigo y fuente de consulta de incontables momentos del equipo. Cuando le tocaba estar en la tribuna, trataba de sentarse en soledad, por respeto: “Cuando estás en la tribuna parece que sos el erudito. Entonces, cuando me preguntan prefiero decir que no sé nada, que no tengo idea qué les dirá el técnico, qué pretende para el equipo. Por eso me siento en un rincón solo”, confesaba.

Se puede considerar a Leopoldo Brozovix como el máximo referente del deporte de este departamento de la Zona Este, sin dejar de reconocer a muchos otros nombres importantes a lo largo de su historia. Educador, jugador, entrenador y gran colaborador, el recuerdo del Zorro seguirá vivo cada vez que una pelota naranja resuene sobre el parquet.

 

Fotos: Archivo personal donado a la Federacion por Manolo Garcés.

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